Ecléctico, confuso, caótico, sin sentido. Pero, precisamente, todo eso es lo que hace que cobre sentido. Todo empieza con la idea de lanzar un EP de puro rock, pero no sería justo para nosotros aferrarnos a un solo género. Fue en ese momento cuando decidimos hacer lo que realmente nos apetecía y comenzamos a lanzar canciones, canciones muy distintas entre sí, y al ver que el proyecto cada vez resultaba más ambicioso, optamos por transformarlo en un álbum. Lo compartimos con gente de la industria y nadie coincidía en gustos. Cada uno conectaba con algunas canciones y rechazaba las otras, con opiniones muy dispares: “Que sí deberíamos hacer esto, que si deberíamos hacer esto otro”, pero que todo debería tener un mismo sonido, que todo sonara más o menos igual, nos decían. Llegamos incluso a pensar que tenían razón, que debíamos de separar lo que hacíamos y definirnos más en un estilo concreto, hasta plantearnos el no lanzar el disco. Pero es que este era el disco de nuestros sueños. Fue aquí cuando nos dimos cuenta de quiénes éramos, quién son los Paraíso, y no hay mejor definición que este álbum.