Esta noche se desviste

descolgando sus estrellas

en las pálidas farolas

del oscuro callejón,

pidiéndole prestado

a su lucero algún destello

que ilumine mi camino

hacia el viejo bodegón.

Cada encuentro, cada historia,

cada noche y los amigos

dejan penas abrazadas

al compás de un dos por dos,

el zaguán allí me espera

con la frágil medianera

que separa tu belleza

de mi ansioso corazón.

Dejame que me quede

¿no ves que está lloviendo?

soy un trapo que la vida

abandonó en un rincón.

Dejame que me quede,

esta vez va a ser distinto,

ya le prometí al gauchito

que esta vez trabajo yo

y te juro por mi amor y esta guitarra

que voy a cuidar de vos.

Hoy la brisa me ha arrimado

despacito los recuerdos

de la tarde en que asustados

nos juramos tanto amor,

tenías la mirada tan despierta

y transparente que

si no te fui de frente

fue por todo mi pudor.

Mas llegamos a tu casa

y después de un vino tinto

nos desvestimos de palabras

y nos quitamos la presión,

acurrucados como niños

te miré apreciar el cielo

y en el lecho de tus ojos

se durmió mi corazón.

Dejame que me quede,

esta vez va a ser distinto.

Aunque tenga poca guita

tengo un toco así de amor.

Ya no bebo ni una gota,

solo agua de canilla

un asado con amigos

y un puchito bajo el sol;

y te juro por mi vieja y estos versos

que esta vez va a ser de a dos.