Río (29-12-03)
Río que te embriagas y te vuelves loco
derramas tu furia sobre la ciudad:
tu cuerpo encrespado sacude la calma
dando dentelladas por el litoral.
Sin pudor te vuelcas en un fuerte abrazo
del que sólo algunos logran escapar
parece mentira tenerte en mi casa
como pasajero que entra sin golpear.
Río, río,
Espejo de nuestro destino
Muestras
río
La herida de tu corazón
Río, me apavoras con tu voz rugiente
Yo que tantas veces descansé en tu paz...
Ahora te siento más frío que nunca
Y me da miedo, río, tu espada de sal.
Al fin te vas volviendo, oscuro, a tu morada,
dejando en los barrios la desolación
tristes las miradas, vacías las casas
y un sonido mudo en el corazón...
Sé que en poco tiempo seremos amigos
acunarás mis sueños en tu suave andar.
Volverá a sonrojarse tu espejo en la tarde
Y yo nuevamente, me dejaré llevar...